El placer en secreto es el que más se disfruta.

Todos sin excepción alguna tenemos a esa persona con la que hemos disfrutado una y otra vez en secreto. Llegar a sentir el “miedo” de hacer todas esas travesuras  en lugares donde cada segundo cuenta, momentos de placer inexplicables, esos a los que solo disfrutamos cuando algo es arriesgado o sabemos que no debemos hacer pero, nos puede más el sentir que nos quemamos y nos guste al quedarnos con las ganas y no hacerlo.

Todos esos placeres que solo dos personas conocen, esas miradas que se devoran entre sí que hacen que la ropa se caiga sola, comenzando por besos húmedos y que terminan en sexo salvaje y apasionado. Las ganas se apoderan de nuestro cuerpo, y sentimos poco a poco esa caricia que recorre todo nuestro cuerpo una y otra vez sin importar el orden. Esas marcas en la espalda fruto de una noche de pasión donde el amor le "temía" al sexo; y las palabras se perdían en todos esos orgasmos que a día de hoy sigues recordando en tu mente.

La persona que diga que no le gusta lo erótico y salvaje es porque aún no lo ha probado, llamamos sexo al acto pero nos olvidamos de la pasión a la hora de hacerlo. Es como calentar un horno y cuando está lo suficientemente caliente apagarlo.Normalmente cuando estamos con esas personas que disfrutamos en secreto, creedme para el resto de personas es un secreto que nadie conoce,  pero para nosotros el placer es constante tanto, que llegamos a sentir placer tan solo recordando todos esas noches donde subíamos al cielo y amanecíamos en el infierno.

Todas esas personas que nos recuerdan por ese continuo placer que les hiciste sentir una y otra vez, donde la palabra: “sigue no pares” era habitual en cada frase, hasta el punto en el que ya no podías más pero tu cuerpo te pedía más, las miradas no eran lo único que penetraban aquella noche, y el roce se volvía cada vez más placentero, comenzamos en el punto G y al final de la noche llegamos al final del abecedario…

Esas locuras que ocurrían en el coche, ocultándonos como si un delito se tratase, dos locos buscando placer con dos objetivos principales: sexo y placer. Sentir esa euforia de pensar que estaba siendo observado mientras lo hacía, era una de las cosas que más me excitaba…

El sexo es sucio, es loco e impredecible todo lo que piensas que jamás te excitaría es lo que más puede llegar a hacerlo. A veces no estamos preparados para "experimentar" lo que nuestra mente piensa y desea una y otra vez.

El placer comienza como una partida de ajedrez, te vas comiendo las fichas poco a poco hasta llegar a la reina. ¿Llegados a ese punto el placer? se vuelve incontrolable y los orgasmos indiscutibles…

El límite de los placeres los pone el cuerpo pero no la mente, si puedes hacer que la mente se excite   antes que el resto del cuerpo… no olvides cambiar las sábanas ya que, el momento húmedo ya lo provocaste y muy probablemente se vuelta a repetir…Devórame como si fuese el plato principal, y te aseguro que no llegarás ni al postre…

La ruta: Tu cuerpo
El vehículo: Mi lengua.
Y ahora déjame hacer realidad mi viaje.

Si sientes un poco de frío, ven, hay un espacio en mi infierno.

J.Ramos.






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