Ella tiene un encantador infierno cuando hace frío en mi vida.

Ella tan sumamente "loca" y a la vez tan apasionada, la que conoce todos mis puntos débiles y hace que cada beso me derrita, cada palabra me haga caer en la tentación de su cuerpo, una y otra vez y te hace sentir como si llegases al mismísimo infierno lleno de placer.


Esa forma juguetona de hacer que todo lo que creías conocer del “sexo” desaparezca, sientes que eres un aprendiz rodeado de demonios que comienzan por tu cuerpo y acaban en tú mente y no había forma alguna de controlarlo y mucho menos de evitarlo.

Esa sensación de placer que te hace sentir esa persona no una sino miles de veces, tantos orgasmos "incontrolables" que ocasiones provenían de mi mente incluso cuando no estaba con ella. Sedúceme le decía, haz que mis ganas se conviertan en adicciones que recorren todo mi cuerpo y hacen que me enloquezca cuando no tenga esa dosis de placer necesaria, empezaba siendo poco, luego acabo siendo eterno e intenso.
Fue en ese momento cuando me di cuenta de que no era solo el sexo hasta altas horas de la madrugada el que necesitaba sino,  ver su rostro lleno de placer mientras se mordía el labio una y otra vez, eso sí que me excitaba.

Ella es el calor en el que todos desearían quemarse, desnuda o con ropa siempre la imaginaba sin ella, quizás era su forma de hacer sexo oral que me elevaba al infinito, utilizando ese pircing de la lengua como si de una "actriz porno" se tratase mirándome  fijamente mientras lo hacía… ¿ A quién no le ha excitado ese momento?.

En ocasiones sentía que ya no podía más, y muchas veces no me controlaba y llegaba a eyacular una y otra vez. Ella tan solo con ver mis miradas mientras le agarraba el culo intensamente, clavando mis uñas mientras sentía esos temblores que. uf… me excitaba tanto ese momento que,solo con recordarlo me estoy excitando.

Tenía media casa destrozada, comenzábamos en la cama esa de la que todos posiblemente tengamos el cabecero roto de todas esas noches de pasión que hemos vivido. Y la respuesta es sí, lo haría una y otra vez sin parar así tenga que dormir en el suelo. En esos momentos de placer nos convertimos en bestias adictas al sexo y a lo desconocido, tanto qué, experimentamos cosas que nunca creíamos que nos gustaría.

Las mujeres tienen un punto G difícil de encontrar pero, los hombres también lo tenemos. "Joder, pensé que me excitaría tanto el haber experimentado hasta haberlo encontrado ya que, ningún hombre conoce el placer absoluto hasta llegar a ese punto.

A todos nos encanta el riesgo y el exhibicionismo, hablamos de hacerlo todo en la "intimidad" como si de algo tabú se tratase pero, nos pone tanto lo "ilegal" y lo "prohibido" qué somos capaces de hacerlo en cualquier sitio cuando las ganas son incontrolables el resto te da igual.

Sí, soy de esos que estoy "cachondo" las 24 h del día y si el día tuviese en vez de 24 h 48r, también lo estaría ¿Sabéis por qué?. Porque el sexo es lo único que hasta cuando esa persona siente un poco de "daño" por la intensidad del acto sexual, acaba convirtiéndose en placer… y si todo el daño que alguna vez has sufrido en tu vida puede transformarse en excitarte una y otra vez con la otra persona; En ese caso hace tiempo que firmaste un contrato con el mismísimo infierno…


Todas esas personas que casi no hablan de "sexo"   permíteme decirte que son "expertos camuflados" que  te devorarán en la cama una y otra vez sin límite alguno. La gran mayoría son personas “curiosas” que les gusta explorar todo lo desconocido ya sea: nuevas posturas, utilizar juguetes sexuales, etc. creedme, la persona que menos aparenta tener experiencia sexual, Te puede sorprender más de lo que te imaginas te lo digo por  experiencia propia.

Comienzan "tímidamente"  poco a poco quitándose la ropa pero, la tuya te la quitan a mordidas. sientes como todo ese calor de su cuerpo te lo va trasmitiendo al tuyo, te saborea con tú lengua de arriba abajo incitándote a quitártelo todo pero, de repente: shhh te manda a callar y te dice lo siguiente: “Aquí mando yo tú solo relájate y disfruta del viaje”. 

En ese momento nuestro "instinto salvaje" sale a flor de piel, sentimos esa impotencia que hace que perdamos el control por completo de nuestra mente, ya que ha sido “violada” y nuestro cuerpo está siendo seducido.

Tantos son los momentos de placer qué, gritas una y otra vez que no puedes más y que estás a punto de correrte pero, (qué ingenua es nuestra mente cuando en realidad ya lo has hecho varias veces pero sigues queriendo más mucho más y es tú mente la que controla y no tú a ella.)

El mayor orgasmo siempre está en nuestra mente, ya que cuando alguien te la controla, ya es demasiado tarde, el placer se acaba de apoderar de ti.Quémate una y otra vez, el placer nunca es suficiente cuando nuestra mente sigue pidiendo más…

Mmmmm.

J. Ramos.




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