Mirar es una cosa. Que me mires tú es otro verbo diferente.


Voy a contar algo bastante curioso sobre las miradas. ¿Crees que todas significan lo mismo? Probablemente no, y si eres de las personas que opina que cada mirada es un mundo totalmente diferente dependiendo de la persona, significa que valoras el amor mucho más de lo que crees. Existen miradas, que pueden hacerte sentir que “moriste en vida” después de aquella mirada. Una mirada fría y sin sentimientos que tan solo refleja, dolor en su mirada y fallecimiento en su alma. Por otro lado, están esas miradas que nos dan vida. No hace falta explicarlo con detalle porque, las miradas así, pueden trasmitirnos cosas que jamás creíamos que llegaríamos a sentir.

 Comprendí, que no sabía nada del amor cuando, me perdí en tu mirada. Me volví adicto a esos ojos cristalinos como el mar que en ellos, podía ver todo ese amor que desprendía tu forma de mirar y decidí contemplarte atentamente porque sentía que había algo en ti que me acabaría enamorando por completo. Y así fue, casi sin pensarlo y cuando menos lo imaginaba, me enamoraste. La palabra Te quiero comenzó a formar parte de mi manera de saludarte cada vez que te veía y me emocionaba, cada vez que llegaba el momento de decirte adiós aunque tan solo fuese por unas horas…

Contigo, los días son fugases y los momentos son  tan intensos y placenteros, que cierro los ojos y aún puedo sentir, como nuestros cuerpos desnudos "discuten" entre las sábanas una y otra vez mientras nuestras mentes se devoran. ¿Qué me has hecho?. Sigo sin entender, como puedes acelerar tanto a mi corazón de tal forma, que sienta como si me fuese a dar un “infarto” cada vez que te veo. Una sensación de euforia tan grande que, si cada día me haces sentir así, sin lugar a dudas eso es lo que yo llamo amor verdadero.

En ocasiones, te miro en absoluto silencio durante unos pocos segundos, y sin decir palabra alguna, nuestras mentes intentan  imaginar lo que el otro piensa y nuestra sonrisa, es la que contesta esa curiosidad que recorre nuestra mente. A veces no hace falta hablar para sentir amor por alguien, y en ocasiones, basta con una simple mirada, para darnos cuenta de que esa persona que está a nuestro lado, daría su vida con tal de que ese amor fuese eterno.

Si me preguntasen si tengo algún tipo de adicción, te aseguro que lo primero que me vendría a la mente sería tu nombre. Sí, me volví adicto a tus besos, esos que en mi mente, me llevan a lugares que ni conocía haciéndome sentir, tantos sentimientos hermosos al mismo tiempo que me hace recordar al amor eterno que se tienen el sol y la luna. Me enamoré hasta de tu “tímida sonrisa” cuando te digo algo que te da vergüenza y sin lugar a dudas, estoy fascinado con la forma en la que tu corazón destroza mi rutina con cada cosa que haces de una manera tan natural. Dándole importancia, hasta al más mínimo detalle en todo momento tratándome con tanta delicadeza que a veces siento, que yo soy la rosa y tú eres el ramo que completa todo ese amor que siento por ti.

Una rosa por amor, un te quiero de por vida porque gracias a ti, le volví a encontrar el sentido a mi vida.

Josep Ramos.



Comentarios

Publicar un comentario

Entradas populares