“La sinceridad te quedó grande le susurró la verdad a la hipocresía”


Muchas veces creemos que la sinceridad se basa en cuantas veces dices la verdad, pero en mi opinión, creo que se trata de cuántas veces no te engañas a ti mismo. En ocasiones, la verdad no se debe limitar a decir algo que para ti sea cierto, pero para la otra persona no la verdad, debe ser limitada únicamente cuando sepas que realmente esa persona te está mintiendo y encima cree tanto en su propia mentira que parece que te está diciendo la verdad. En este caso, es aplicable para todo en la vida. Es aplicable para todo porque son nuestras “inseguridades” las que en ocasiones nos hacen utilizar la mentira como “arma” para resolver nuestros problemas en todo momento. 

Yo creo que simplemente las personas que actúan así, no se quieren lo suficiente y que aún les quedan muchos km de “amor propio” hasta llegar a ese destino llamado: “estabilidad emocional”. Sí, todas y cada una de las emociones que sientas son por un motivo. Nos sentimos felices porque hay algo o alguien en nuestra vida que está provocando ese sentimiento. Nos sentimos tristes porque en ocasiones, queremos darlo todo por ese alguien y sin embargo no nos corresponden. Afortunadamente, la tristeza es algo opcional y aunque creas que en ocasiones, no puedes controlar el estar triste sí que puedes si se lo “explicas” a tu mente. Probablemente, te estarás preguntando como vas a hablar con tu mente así sin más y que probablemente te resulte una locura ¿Cierto? pues si lo piensas, te darás cuenta de que si que es posible. 

Es posible porque todo en lo que crees, lo creas así de simple. Si tú de verdad crees en ti, en tus capacidades para afrontar todo en la vida tu mente también lo hará. Si eres de esas personas que nunca se rinde pese a los problemas que tengas o estén por venir te aseguro que tu mente también lo estará para afrontarlos contigo una y otra vez. No se trata de vivir nuestra vida tratando de agradar el alma del resto de personas que nos rodean se trata, de hacer que nuestra alma sonría en todo momento para así poder tener la capacidad de ayudar a esas personas que no han encontrado aún el camino que les lleve a quererse mucho más de lo que ya lo hacen. 

Estoy seguro de que, si las personas se quisieran más a sí mismas poniendo como prioridad en todo momento el “amor propio” el mundo sería un lugar mejor. Lo sería por el simple hecho de que las personas son “hipócritas” en la actualidad por las numerosas carencias que poseen y que sin embargo niegan en todo momento. Si te fijas, una persona que siente envidia por otra no es más que una persona que es incapaz de luchar por sus sueños hasta conseguirlos como hizo esa persona por la que siente “envidia”. Pero claro, cuando eres un simple “espectador” y no el protagonista de tu propia vida es muy fácil juzgar a los demás sin haber pasado por lo que esas personas han pasado.

La cura de las personas hipócritas es simple: “sonreírle a la vida”. sí, como lo lees si eres de esas personas que no aprecia cada segundo de su vida, significa que no te importa tu vida en absoluto y es por ello, que te limitas a criticar la vida de los demás porque no le encuentras sentido a la tuya. Mi mensaje a todas esas personas que son “hipócritas” y que hacen uso de la hipocresía como si de un “idioma” se tratase es el siguiente:

Comiencen por corregir todos esos “errores” que poseen en vuestras almas y aprendan a sentir más con el corazón y menos con la cabeza. Creedme, es mejor dudar con el corazón en la mano siendo “puro” lo que dices o sientes que mantener una conversación con el “cerebro vacío” te lo aseguro.

Le sonrío a la hipocresía porque es mi fiel admirador y mi ejemplo, quizás sirva para cambiar la mentalidad de aquellas personas que creen que el éxito(sea el que sea) se consigue a base de “críticas” y no de “sacrificios”.

Estamos en el mismo “tren” llamado “vida” pero está claro que con tu forma de pensar estamos a “años luz” en cuanto a tener claro nuestro “destino”.

Josep Ramos.



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