¿Si tu corazón fuese capaz de hablar podrías escuchar todo aquello que por miedo no te atreves a decir?...
Creedme, sucede mucho más de lo que creemos. Si te paras a pensarlo por un instante reconocerías que todo lo que oculta tu corazón y que por miedo a la reacción de muchas personas nos lo callamos probablemente entenderíamos mucho más a las personas y a esa “guerra constante” que a diario están tratando de ganar aunque en ocasiones, parezca que todo “está bien”.
Es curioso porque todo lo que nos hace daño algún día podremos olvidarlo y hacer que desaparezca de nuestra mente, pero aunque no lo creas, permanecerá casi que de por vida en nuestro corazón. El sentimiento más oculto se encuentra ahí en lo más profundo de nuestra alma. Ese lugar donde somos conscientes y creemos que nuestras emociones sentimientos, y sensaciones de inseguridad, miedo o dolor se encuentran “a salvo” porque nada ni nadie podrá saber lo que nos sucede a diario a no ser que seamos nosotros los que comuniquemos en todo momento como nos sentimos…
Muchas veces, me pregunto a mi mismo si gano algo con “callarme” todo aquello que estoy sintiendo cuando algo en mi vida cambia. Una nueva persona en mi vida, un problema o simplemente, algo que me preocupa más de la cuenta y que en ocasiones, siento ese “vacío” creado por la soledad de nuestras “inseguridades” que no me permiten ver más allá y que en todo momento me resulta prácticamente imposible reaccionar de la mejor manera para solventar todo aquello que me preocupa. Normalmente, suelo actuar por impulso porque mis reacciones suelen ser algo “tormentosas” hasta que consigo centrarme, analizar la situación y nuevamente tomar la mejor decisión para resolver eso que me ocurre…
Esto, no sería posible si no hubiese aprendido la importancia de lo que yo denomino: “parar y seguir”. Por un momento, detienes tu vida, analizas la situación y cuando sepas realmente lo que quieres hacer lo haces, pero acuérdate siempre que el último recurso siempre deberá ser nuestra “impulsividad”. Al menos en mi caso en ocasiones ser tan impulsivo me convierte en una persona impredecible que quizás puedo llegar a dar a entender de que nada me afecta, de que nada puede hacerme daño y en el peor de los casos puedo dar la ligera impresión de que carezco de sentimientos y que únicamente me preocupo por mi mismo…
Os diré la verdad, todo eso es completamente cierto, pero con ciertos matices que muy probablemente comprenderás desde que te los explique a continuación…
Es cierto que soy una persona que no necesita ni de nada ni de nadie para seguir adelante con mi vida. Soy autosuficiente me valgo por mí mismo y más que no poseer sentimientos o carecer de empatía por las personas más bien tengo demasiados conocimientos sobre todas y cada una de las personas que han pasado por mi vida y he aprendido a decir “NO” cuando debo hacerlo y “SI” cuando realmente me siento bien con alguien. No hago daño a nadie ni espero nada de nadie porque hasta incluso las personas que más me han querido en la vida me han fallado, por lo tanto, lo de considerarme: “un lobo solitario” no es por sentirme solo, sino por tener la fortaleza suficiente para darme cuenta de que nadie es “imprescindible” en mi vida y creedme eso, me hace sentir bien. ¿Llegaste a mi vida?, perfecto te aceptaré con tus defectos y virtudes, pero en el momento en el que sienta que ya no debes formar parte de ella como mismo nos conocimos dejaremos de hacerlo ni más ni menos… y no se trata ni de ego ni de orgullo sino de mucho amor propio que es algo totalmente diferente… No me pongo un valor ni tampoco me considero que valga menos que nadie, pero lo que sí que sé, es todo lo que quiero en mi vida y todo lo que no quiero y eso más que un defecto lo considero una gran virtud que no todo el mundo entiende y que muy pocas personas poseen…
Cada persona es un “universo” de posibilidades y cada mentalidad y forma de vivir sus vidas es completamente diferente ni mejor ni peor, pero sí diferente es por ello que mi visión actual de vida es aprender de lo que desconozco de mí mismo hasta que llegue el momento en que ya no tenga nada nuevo que conocer o aprender de mi mismo y puesto que estoy en constante aprendizaje y cada día quiero más y aprendo más de mí mismo nunca dejaré de aprender, equivocarme hasta incluso de en ocasiones, sentirme triste pero nunca de arrepentirme…
Todos tenemos el derecho a aprender de nuestros errores y equivocaciones para entender que no pasa nada por tener que volver a intentarlo nuevamente. Y es aquí donde entra en “escena” nuestro corazón como principal protagonista en nuestra vida. Seguramente, has tenido la sensación de que llega un punto que más que un bloqueo en tu mente comienzas a dudar sobre lo que sientes ¿Supongo que te ha pasado verdad? Comienzan esas dudas sobre lo que quieres en la vida, lo que las demás personas te hacen sentir hasta incluso, tienes esa sensación de que “nada” es suficiente. Personalmente, es una sensación horrible porque hasta incluso en el mejor de tus momentos de vida no consigues llenar ese “vacío” que sientes contigo mismo…
No sabes cómo explicarlo y comienzas a mantener en “silencio” todo eso que en cierto modo te afecta. Podría decirte que se trata de tu mente, pero hasta teniendo las ideas muy claras es como si realmente sintieses un dolor que no procede de tu mente, sino de tu corazón es por ello, que si nuestro corazón tuviese la capacidad de “hablar” y expresar como se siente después de tantos desengaños amorosos, desilusiones y momentos de vida que siempre se nos quedarán clavados como una espina dentro de nosotros probablemente, nos daría pánico tener que escuchar cada “momento de vida” sin derramar una sola lágrima porque aunque no lo creas, guardamos más dentro de nosotros mismos que lo que en realidad mostramos al resto del mundo…
Nuestro corazón es el único testigo cuyas declaraciones son en silencio porque lucha cada día, con repararse de tanto dolor que ha tenido que sufrir…
Josep Ramos.
Comentarios
Publicar un comentario