“El idioma de una mirada todo el mundo la comprende”.
Todo es manipulable excepto nuestra mirada. Podrás fingir estar bien, podrás hasta incluso creer que eres feliz con tu vida actual, pero cuando miras a alguien a los ojos puedes llegar a sentir, percibir y hasta incluso trasmitirte si realmente esa persona se encuentra en su mejor momento de vida o no.
Probablemente, te hagas la pregunta de por qué lo hacemos bueno, no hay mucho que decir salvo que lo hacemos para que no nos hagan daño ni que aparentemente seamos “vulnerables”. Por si aún no te has dado cuenta, estamos viviendo una transición en nuestra sociedad donde muchas personas, se alegran de tus fracasos y no de tus éxitos y aunque cueste asumir algo así debes hacerlo porque: “la sociedad está podrida por dentro”…
Podrás compartir más o menos mi pensamiento o mi manera de ver la vida, pero, el tiempo, la experiencia y sobre todo mi entorno, me han demostrado de que siempre que estés un paso por delante de alguien hasta incluso esas personas que siempre te han apoyado es probable que deseen ver ese momento donde te toque “hundirte” por completo. ¿Qué si es triste? Joder que si lo es. Es más, me atrevería a decir que no existe una sensación más terrible como sentir constantemente que estás en boca de todo el mundo y que precisamente hablan todo menos cosas bonitas sobre ti…
No es fácil asumir que para las demás personas siempre serás alguien totalmente a quién realmente eres. Para muchas personas, serás una persona bondadosa, amable y que siempre está ahí para todo el mundo y otras personas simplemente te describirán como la peor persona del mundo. Honestamente, le hago caso a ambos pensamientos porque la verdad, es que me importa muy poco lo que la gente opine sobre mí. Si hago algo bien unos se alegrarán y otros quizás no tanto y si hago algo mal, es muy probable de que también ocurra lo mismo, por lo tanto, prefiero tener paz en mí mismo y tener una conciencia tranquila que tener razón…
Es tratar de ganar una guerra a base del uso del “diálogo” rodeado de personas que te apuntan con un “arma” dispuestas a hacer prácticamente cualquier cosa tengas o no razón. sabes, que es una batalla perdida os lo aseguro…
Por otro lado, nos encontramos la parte más delicada(en mi opinión de nuestra vida) lealtad y sinceridad. Al menos en mi caso, me tomo la lealtad como algo fundamental porque soy del pensamiento de que debo ser “leal” a mis creencias, a mis pensamientos, pero sobre todo, a aquello en lo que creo aun sabiendo que nadie más apoya mi manera de pensar… Es algo así como darle valor a mis pensamientos y aunque esté equivocado que sean los errores y la vida los que me digan que me he equivocado… Me gustaría hacer bastante hincapié en esto porque aunque no lo creas cada vez son más las personas que no piensan por sí mismos y te explicaré el por qué.
Cuando hablo de no pensar por sí mismos es cuando comenzamos a actuar de una forma un tanto “pactada” por así decirlo simplemente porque nos dejamos guiar por personas equivocadas en nuestra vida. Por supuesto que está bien aceptar un consejo de alguien que trata de “ayudarte” en cualquier ámbito de tu vida, pero normalmente, si no analizamos esos consejos que nos dan esas personas es cuando comenzamos a darle el “control” de nuestra vida a otras personas porque acabas creyendo que todo lo que te dicen es lo correcto y normalmente no es así…
Normalmente, no es así porque antes de aceptar un consejo deberías preguntarte a ti mismo donde se encuentra esa persona en estos momentos es decir, ¿Es un ejemplo a seguir?. Cuando hablo de ejemplo no te digo que esa persona deba poseer un doctorado o ser una persona “brillante” simplemente quiero que entiendas de que hay personas que están viviendo una vida “al límite” por sus malas decisiones y que nunca, podrán llegar a nada en la vida por su falta de disciplina y sobre todo por no cambiar su actitud…
Esas personas yo las denominaría como: “quiero y no puedo”. Es algo así como, tener unas ideas claras sobre la “vida” pero nunca llevarlas a cabo por la innumerable cantidad de excusas que se hacen así mismos creyendo que la culpa de no lograr lo que se han propuesto es precisamente por culpa de “algo o alguien” pero ¿adivina qué?, es fácil echar las culpas ajenas a los demás cuando no queremos aceptar que la culpa es nuestra…
Y así vive nuestra sociedad actual, amando al odio y evitando el amor porque por mucho que lo quieran intentar prefieren sentir, rencor que dolor…
Josep Ramos.
Comentarios
Publicar un comentario