“¿La soledad duele? No, la soledad educa a tu mente y a tu corazón a darse cuenta, de que no necesitas de nadie salvo de ti mismo para ser feliz”
Pasan los años, y nos seguimos engañando. Seguimos haciéndole creer a nuestra mente que siempre tendrá la razón. Lo mismo ocurre con nuestro corazón que trata de confundirnos “latido a latido” haciéndonos creer que esa persona es la indicada, pero de lo que no nos damos cuenta es de que cada latido debe latir por y para nosotros mismos. Para el bienestar de nuestra alma y la calma y la paz de nuestra mente cada vez que sentimos que el mundo se nos viene encima. Ignoramos la belleza tan grande que existe en decirnos a nosotros mismos cada mañana: “más de mí y menos para el mundo”.
Aunque os parezca extraño, es la mayor lección que me ha enseñado la vida. Aprender de mi mismo, aprender a quererme aun cuando era prácticamente imposible porque mi moral estaba “muerta y enterrada” y nada me hacía feliz. Aprender a saludar a mis defectos de la misma forma que lo hago con mis virtudes porque en un mundo de imperfecciones reconocer nuestros defectos nos convierte en personas “perfectas” en cierto modo porque hemos aprendido la gran importancia de aprender a vivir con lo bueno y con lo malo. Con los: “te quiero” y los “te odio”… Con todas esas muestras de cariño por parte de personas, pero que tan solo duran de manera “temporal” porque la mayoría de personas, tan solo buscan un apoyo en sus días grises para recuperarse de esa triste y oscura soledad que les ha dejado la vida y cuando logran volver a levantar cabeza simplemente, te dicen adiós.
Pero, ¿Y quién soy yo para juzgar algo así si en algún momento de mi vida también lo hice? Creí que esa persona era el amor de mi vida y resultó simplemente ser ese amor del momento. esa “vela” que permanecería encendida simplemente hasta que nuestro amor, se “apagase” por completo porque con el tiempo, te ibas dando cuenta de que todo eso que tanto te “gustaba” de la otra persona ya no era tan agradable.
Y aprendes vamos que si aprendes te conviertes en una persona “precisa” y sobre todo “eficaz” lo primero porque aprendes a dar pasos firmes y muchos menos pasos en “falso” arriesgando experiencias de vida por el camino, ya que comienzas a evitar a personas por miedo a que te hagan daño, pero en ocasiones, es tan incontrolable no tener ese “miedo” que se nos mete en el cuerpo de una forma inexplicable cuando comenzamos a ser feliz con ese “alguien” que después de tantas lágrimas en nuestra vida nos acostumbramos a que el fracaso continuamente llame a nuestra puerta…
Lo peor no es darte cuenta de esto, sino aprender de verdad que no nadie puede completar esa paz y tranquilidad que tanto tiempo te ha costado lograr. Es como si de repente todas las personas fuesen “insuficientes”. Te conviertes en una persona demasiado “selectiva” tanto que pasados unos minutos después de hablar con alguien ya sabes con total seguridad si esa persona va a convertirse en el amor de tu vida o simplemente en una experiencia más de vida…
Lo mejor de todo esto es que te acostumbras a decir que “sí” a esas nuevas oportunidades aunque luego no salgan bien. Comprendiste que la vida sin un poco de riesgo no es vida y que muchas de las oportunidades que dejamos escapar pueden ser sin duda las que definan un antes y un después en nuestra vida y quien sabe, quizás ese último tren de vida te toque cogerlo acompañado de esa persona que realmente te ama tal como eres, te comprende como lo mereces y sobre todo te valora como si fueses esa fuente necesaria de vida para vivir(no todos estáis preparados para esta conversación)…
Supongo que alguna vez has escuchado el dicho: “Trata a los demás como quieras ser tratado” Bueno, pues a mí me gustaría añadirle algunos matices a esa frase y que muy seguramente, compartas conmigo…
Me trato a mí mismo con todo el amor del mundo hasta incluso más del que jamás nadie podrá darme porque para tener dos carencias en este caso, sufrimiento y dolor prefiero que al menos una de ellas no me duela tanto cuando me dé cuenta de mi verdadero valor y de que únicamente yo, soy mi única prioridad de vida…
Creedme cambiarían mucho las cosas en la vida y en el amor si dejásemos de esperar o más bien de “crear” grandes expectativas en personas que ni tan siquiera se quieren así mismas lo suficiente como para decir la palabra: “te quiero” sin a los pocos segundos arrepentirse porque hace ya mucho tiempo, que no conocen el verdadero significado…
Recuerda algo: “El amor hacia nosotros mismos siempre va a ser la prioridad que todas esas personas hipócritas nunca entenderán por qué creen que la prioridad siempre debe ser la otra persona y no, no se trata de ser el amor de la vida de alguien sino de que ambos sean el amor de sus propias vidas y pese a ello decidan estar con ese “alguien” que les haga feliz…
Eso es lo que la sociedad no entiende que la soledad no nos “mata” sino que nos enseña a vivir, crear y sobre todo aprender a sentir así que permítete el derecho de ser la mayor de tus prioridades de por mi vida sin importar lo que las demás personas crean de ti…
Entre amor y dolor simplemente escojo: “VALOR”…
Josep Ramos.
Comentarios
Publicar un comentario