“Un cambio de actitud es un cambio de vida”
Todo cambia cuando realmente tú quieres que todo cambie. Sí, así de fácil basta con tomar la decisión de no hacer exactamente lo mismo cada día para que todo en nuestra vida cambie de manera radical. Si no sabes por donde empezar te daré un consejo: comienza por todo aquello que te hace daño. Reconstruye cada momento de tu vida donde a día de hoy, sigas aún sufriendo por ello y empieza a dar pequeños pasos para que poco a poco, todo vaya siguiendo su curso.
Entiendo, que no es fácil echarle cara ni a la vida ni a los problemas, pero, o lo haces o no te quedará otro remedio que vivir toda una vida arrepentido por no haber hecho nada bueno con tu vida. Los problemas como todo en la vida requieren de tiempo, mucho tiempo y sobre todo, paciencia. Aunque no lo creas, cuánto más rápido quieras solucionar todos y cada uno de los problemas de tu vida diaria más errores cometerás durante el proceso te lo aseguro. Recuerda que es tiempo de cambios, pero nunca de hacerlo con “prisa” sino con calma, mucha calma y sobre todo entendiendo en todo momento que esto lo haces para estar tú mejor contigo mismo y así dejar de sufrir tanto por cosas que ya no deberían ni tan siquiera importarte en tu vida diaria ¿Me entiendes?...
Al menos en mi caso, yo comencé por lo básico y esencial que a todos sin excepción nos ha afectado alguna vez nuestra vida: “el desamor”. Comencé por sacarme todas y cada una de las espinas de dolor que tenía clavadas dentro de mí. No fue tarea fácil(vamos que si no lo fue) en mi opinión, creo que no hay nada más duro ni doloroso como tener que “borrar” de tu mente momentos que has vivido en el pasado para poder ser feliz en el presente… El motivo es claro y sencillo, no querernos hacernos la idea de que un día fuimos felices con alguien y que esa felicidad tan solo fue algo momentáneo, pero, ¿Qué puedo decir? La vida es así. La vida son momentos de felicidad que a veces duran eternamente y otras veces, tan solo un pequeño, pero intenso periodo de tiempo de tu vida y no por ello, es el fin del mundo te lo aseguro…
Bien, una vez llorado, lamentado y superado por completo todas y cada una de mis penas pasé a lo que yo denomino como: “Mi nuevo yo”. Esto sin duda me dio la vitalidad y la fuerza necesaria para que cada mañana encontrase un motivo por el que sonreír pero sobre todo, un motivo por el que vivir… Comencé a quererme a mí mismo. pero honestamente, quererme de verdad hablo de enfocarme únicamente en aquellas cosas que me hacían feliz y que sin duda alguna, yo me sentía bien cada vez que las hacía…
Para muchos, quizás os resulté una estupidez, pero, la clave se encuentra en eso: “lo complejo y lo sencillo”. Unas veces lo complicado de la vida como los retos, esos nuevos caminos por descubrir hasta incluso esas metas a futuro que todos nos hacemos es una forma de mantenernos siempre con la esperanza y las ganas de poder lograr grandes cosas en la vida porque significa, que tenemos aspiraciones de vida…
Por otro lado, se encuentra la importancia de lo “sencillo” me refiero a esos pequeños momentos de vida donde todo cambia en cuestión de segundos. Hablo de ese abrazo de esa persona que tanto queremos y que se preocupa por nosotros y que en el momento exacto cuando más necesitamos de su apoyo aparece como un ángel caído del cielo ¿Os ha pasado verdad?. qué bonita es esa sensación cuando sientes que realmente le importas a más gente de la que realmente crees…
Hay momentos en los que sí que es cierto que necesitamos de nuestra soledad para sentirnos mejor con nosotros mismos, pero, una vez aprendes a dominar esos momentos de “soledad” todos sin excepción anhelamos una buena compañía. Extrañamos esos momentos donde te sentabas a observar las estrellas durante horas y horas teniendo una bonita conversación entre risas y lágrimas porque cuando estás con alguien que te trasmite esa paz y esa seguridad en ti mismo como para contar tu vida literalmente con los ojos cerrados significa que esa persona es muy importante para ti…
Es por ello, que es realmente importante tener una buena actitud ante la vida, pero sobre todo, ante los problemas porque, cuando la felicidad es abundante es todo mucho más sencillo. Cuando realmente sientes que estás haciendo lo que debes hacer y que tienes esa paz y esa calma que tan necesaria es dentro de nosotros mismos es cuando aprendes mucho más de la vida y comienzas a juzgarla mucho menos…
Recuerda que todo en la vida tiene un por qué. no se trata de que todo lo malo que te esté pasando vaya a durar eternamente siempre y cuando cambies tu actitud ante la vida te lo aseguro. Es algo así como cada vez que algo malo te suceda, debes reflexionar el por qué te ha sucedido y tomar el control de la situación.
Lo creas o no, muchas veces nuestra “impulsividad” y desesperación ante los problemas hace que tomemos decisiones que normalmente, no son las correctas y es por ello que cuando fracasamos al intentar solucionar algo que como te dije antes: “requiere tiempo”. nos frustramos con nosotros mismos por tener la paciencia necesaria para poder resolver todo lo que nos suceda en la vida…
No hay mayor poder que el mental y una vez aprendes a controlar tus pensamientos y emociones, la vida comienza a sonreírte te lo aseguro. Y no, no se trata de suerte ni de casualidad sino de actitud…
Bien o mal todo es necesario y solo tú debes ser eso que conocemos como: “prioritario”…
Josep Ramos.
Comentarios
Publicar un comentario