“No culpes a un corazón dañado de tus sentimientos olvidados”.
Los sentimientos son como los días de la semana cambian de un día para otro. Honestamente, no sé exactamente el motivo por el cual dejamos de sentir prácticamente: “así, porque sí”. Lo que sí que sé es que el no tener claros nuestros sentimientos nos deriva a estar en constantes cambios, que aunque todos los cambios en nuestra vida son necesario en mi opinión, debemos empezar a priorizar lo que realmente debemos cambiar y no cada vez que algo no nos guste simplemente, deshacernos de ello. Entiendo que te cueste entenderlo(vamos, que si lo sé) durante muchos años de mi vida, fui la persona más indecisa del mundo. Conocía a personas que creía que realmente me complementaban en mi vida, pero con el paso del tiempo, lo único que estaba haciendo una y otra vez es llenar ese “vacío” de esa última gota que colmó el “vaso de mis emociones” simplemente, para tratar de llenar algo que honestamente, no existía…
Como bien dije previamente, me llevo años darme cuenta de esto. Tuve que perderme y encontrarme una y otra vez hasta darme cuenta de que mi “error” por llamarlo de algún modo, era interno y no externo y cuando llegue a ese punto de mi vida donde realmente me di cuenta de lo que me estaba sucediendo, todo cambió. Entendí que debía dar pasos poco a poco, y no “correr” desde el minuto 1. Entendí que la belleza del sentir y del querer a alguien requiere precisamente eso: “tiempo” pero sobre todo, ganas muchas ganas. Ganas de vivir momentos en los que debas equivocarte con esa persona que esté a tu lado sin importar las consecuencias, porque ambos, soy conscientes de que todo error se repara manteniendo esa necesaria y vital “unión” entre dos personas cuando todo parece ir no del todo “bien”…
Comprender el valor de estar en “sintonía” contigo mismo para poder trasmitir a esa persona en todo momento lo que sientes de verdad. Entendiendo, que toda la seguridad, calma y paz que trasmitas a la otra persona será algo beneficioso para ti(de eso puedes estar seguro). Es algo así como tu reflejo en un espejo no es tan solo una imagen más sobre tu persona de manera “temporal” sino que debe ser un trabajo constante donde cada día trates de mejorar esa versión de ti mismo para así trasmitirlo al resto de personas que estén en tu vida…
Y no, no es necesario, sino que es “vital” para nuestra vida diaria y aunque no lo creas y puede que no te esfuerces mucho en ti mismo como deberías te aseguro, que como respuesta la vida se encargará de mostrarte una parte de la vida que no te gustará tanto te lo aseguro…
La prioridad siempre debes ser tú para poder estar en paz y sintonía con el mundo, de lo contrario, todas las personas que aparezcan en tu vida te resultan ser “insuficientes” y la realidad es otra totalmente distinta. Cada persona tendrá un aporte en tu vida, pero de ti depende identificar si eso que te está aportando es mayor que lo te está quitando…
Es interesante entender esta reflexión porque, normalmente, creemos que si alguien nos hace “feliz” ya está todo hecho y no, por egoísta que suene no es suficiente para poder tener una relación estable y duradera con alguien en el tiempo…
Los motivos son sencillos: todo lo bueno en exceso se acaba convirtiendo en lo que más daño nos acaba haciendo. ¿Quiero decir con esto que debes tratar mal a los demás? En absoluto, es más la empatía y la calidad humana que tengas como persona, hace que las personas realmente te quieran en sus vidas, pero recuerda algo: “Damos lo que somos, aunque en ocasiones no recibamos lo que queremos” y aunque te duela debes aprender a vivir con ello…
Somos precisamente eso: el reflejo de nuestras acciones, la consecuencia de nuestras decisiones y sobre todo somos la culpa y la razón de lo que siente nuestro corazón.
Josep Ramos.
👌👏👏👏Muy buena reflexión 💪💪🥰😍😘
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