“Decepcionado pero nunca derrotado"


El dolor, como todo, no es más que una consecuencia de algo que se nos escapa de nuestro control. ¿Podría evitarse? Claro que sí, pero solo por un corto periodo de tiempo, ya que, cuando acumulas tanto sufrimiento dentro de ti, llega el punto, en el que “todo” lo expresas a la vez. Esto, no sería del todo dañino si nuestra forma de actuar, vivir o sentir únicamente fuese reflejado en nosotros mismos,, pero os aseguro de que va mucho más allá.

Sin darnos cuenta, hacemos sufrir a tantas personas, pero “A TANTAS” que ni tan siquiera nos podemos imaginar el daño que les causamos de manera “inconsciente”. Sé que al igual que muchos creerás, que a nadie le importas, puedo llegar hasta a sentirme identificado con eso de que tan solo desean estar a tu lado por lo que tienes y no por lo que vales como persona. Y es que te entiendo perfectamente años atrás, la sociedad no era lo que es actualmente, influenciada o más bien, “dependiente” de las nuevas tecnologías y sobre todo influenciada por todas aquellas personas que, en realidad, no te aportan nada bueno, salvo un mundo de “fantasía” donde te puedo asegurar, que no todo es oro lo que reluce.

Vivimos en un mundo donde la hipocresía es el segundo idioma de muchas personas y la sinceridad es simplemente una “asignatura” optativa, la cual, la gran mayoría, deciden olvidarse de ella por completo. Recuerdo cuando mi madre hace años me decía siempre lo mismo: “es mejor ser juzgado por ser sincero que odiado por ser hipócrita”. Y la verdad que pese a todos los errores que he cometido y cometeré a lo largo de mi vida, te puedo asegurar, de que cada día me aplico mucho más esas sabias e inteligentes palabras que mi querida madre me recuerda cada día. El precio de la humildad es algo que no muchas personas pueden “pagar” porque simplemente, en poco tiempo, se olvidan del significado de ser una persona sincera, honesta y sobre todo, que no le teme a nada de lo que las demás personas opinen de él/ella.

No es tarea fácil, lo sé y normalmente cuando más sincero eres y mejor tratas de hacer las cosas más personas te encuentras por el camino para: “ponerte a prueba”. Es algo así como una señal de la vida preguntándote: ¿Realmente cambiaste o se trata de una moda temporal?... apuesto a que sí que te ha pasado y muchas más veces de las que te gustaría ¿Me equivoco?... De llegar a un punto de vida donde comienzas a vivir ciertas cosas que creías que nunca te tocaría vivir y cuando llega ese momento, todo cambia de manera “radical”. 

Reflexionas diciéndote a ti mismo una y otra vez: “ahora lo entiendo”. Y es que es algo tan sencillo como pese a no entender ciertas cosas en el momento, tener la capacidad y sobre todo, la empatía de decirte a ti mismo: “Quizás yo esté equivocado”… Dudar hasta de lo que sabemos o creemos saber que tenemos la razón sin importar si va más allá de nuestros principios o que tener este tipo de pensamiento nos va a dañar nuestro “ego”. Como bien repito siempre: “El ego es una arma de doble filo que debe usarse con responsabilidad sin dañar a los demás”…

Aprendí que las decepciones eran una forma de recordarme a mí mismo, que nunca tendré el control de todo. Es decir, cuando creas en tu mente una mentalidad positiva y comienzas a realizar ciertos cambios, aprendes de que en cualquier momento, todo puede venirse abajo. 

Lo mejor de ello es que cuando llega ese “fracaso” simplemente lo afrontas lo mejor que puedes y sigues adelante así sin más. No tienes por qué perder tiempo de tu vida pensando, reflexionando y sobre todo “dañándote” a ti mismo creyendo que deberías haberlo hecho de otra forma es “inútil” y sobre todo, lo único que consigues con ello es frenar y sobre todo, perder tiempo de vida…

Recuerda las decepciones pueden ser una sabiduría por escrito o una cicatriz de por vida, todo depende de ti.

Josep Ramos.



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