La historia de mi vida es una escala de grises llena de recuerdos y cicatrices…

Lamento decirte que no siempre vas a vivir momentos buenos en tu día a día, y déjame decirte que es estrictamente necesario que sea así. Lo creas o no, lo más difícil en esta vida no es aceptar lo que vivimos, sino el “cómo” lo vivimos, que es mi opinión, la parte más importante. Sin duda alguna, me atrevería a decir que el 98% del tiempo de mi vida me la paso reflexionando sobre mi vida una y otra vez. Pienso, sobre si todas mis decisiones han sido las correctas o simplemente las que yo consideraba que eran las adecuadas y resulta, que con el paso del tiempo aprendí de mis reflexiones de que todo tienen un por qué. hay momentos en los que la vida te mostrará el camino, pero no como seguirlo y tendrás que guiarte por ti mismo y dejar de que todo fluya como deba de fluir. 

Y por si te lo preguntas sí, la vida es así de sencilla, pero resulta que nos complicamos más de la cuenta tristemente porque creemos que nuestra forma de vivir siempre tiene que ir “definida” por ciertos pasos y no, creedme, la vida no funciona así. Cuando estés en tu mejor momento, la vida te “castigará” por decirlo de algún modo de tal forma que todo aquello en lo que creías se desmorone por completo. tendrás que luchar y mucho con todos y cada uno de tus “demonios” e inquietudes que atormentan tu día a día hasta que entiendas y te des cuenta de que todo lleva un “proceso” largo pero satisfactorio.

 Hagas lo que hagas, nunca permitas que tus miedos dominen la persona que eres y mucho menos en la que te estás convirtiendo, de lo contrario, te tocará experimentar una de las peores y más dolorosas situaciones de tu vida, lo que yo denomino como: “agujero negro de emociones incontroladas”. Para mí, esta definición no es más que una forma de ver como cada cosa que haces o te sucede en tu día a día te afecta por igual es decir, si algo te hace feliz muestras exactamente las mismas emociones que si algo te entristece y desgraciadamente esto, se convierte en algo adictivo porque de una forma u otra, aprendes a controlar tus emociones y por “bueno” que parezca me he dado cuenta de que es demasiado triste darte cuenta de que sigues “vivo” por los latidos de tu corazón porque tus sentimientos hace mucho que fallecieron por completo ¿Me entiendes verdad?, es evidente que sí de lo contrario, te estarías riendo en estos momentos sin tan siquiera saber el por qué.

Más allá de todo lo que puedas creer, se encuentra ese “gran cambio” esa forma de ver la vida con otra perspectiva y con otra actitud para que nada de lo que hagas, pueda afectarte de la misma forma. El problema está, en que por culpa del daño, el dolor y ese sufrimiento tan “castigador” que sientes en lo más profundo de ti mismo, no te permite de algún modo “olvidar” todo lo que tanto te ha hecho daño y que como consecuencia, hoy en día temes a volver a sufrir de la misma manera. Créeme, te entiendo y mucho más de lo que piensas es más, a veces siento que tengo espinas clavadas dentro de mí que no me dejan seguir a delante con mi vida mientras “sangro” de dolor internamente. 

Y sí, digo de manera interna porque la verdad de todo esto, es que ya me olvidé de cómo se sentía de verdad. me olvidé de como actuar ante el daño y el dolor que puedan hacerme otras personas, ya sea con sus palabras o con cualquier tipo de desilusión, es algo así como sentirse “muerto en vida” pero de sentimientos porque mis ganas de vivir siguen y seguirán estando intactas porque si algo bueno saco de esta “escala de grises” constante en forma de vida es que yo, tengo el control siempre y que nunca dejaré que nada ni nadie pueda conmigo. 

En cierto modo, el daño me hizo más fuerte tanto, que ahora soy capaz de hablar sobre mi vida y mis experiencias de vida sin derramar una sola lágrima y eso, es sin duda, lo más difícil que he aprendido a controlar el “silenciar” a mis emociones cuando me piden a “gritos” que quieren expresarse de manera constante, pero no, el mundo no está preparado para entenderme, ni tampoco pretendo que nadie sienta pena por mí…

Prefiero ser dueño de mis tormentas y mis emociones porque no soy el único al que le ha tocado “silenciar” a sus emociones…

Josep Ramos



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